domingo, 23 de febrero de 2014

Nathaniel Dorsky

lunes, 17 de febrero de 2014

Nathaniel Dorsky





PARTE I
 Nueva York, años 60

Materialidad del soporte, duración e idea de plano. Alaya, Pneuma (Nathaniel Dorsky) . Comienzos del cine estructuralista. Ernie Gehr (History, Serene Velocity), Paul Sharits (Axiomatic Grannularity) · Experiencias primeras: Chumlum (Ron Rice), Stan Brakhage.
La invención de un lenguaje real. Tabús de la imagen: sobreexposición, subexposición, desenfoque (Anticipation of the Night) · Caminos del bosque: Ingreen, bajo la influencia de Gregory J. Markopoulos (Twice a Man)· La Washington Square Gallery de Jonas Mekas ·
Proyecciones en los apartamentos: la vida (y el trabajo) en comunidad · Primer encuentro con Jerome Hiler · Formación de un grupo · La música y la sensibilidad (The Tree of Life)
· La creación de una primera sintaxis: The Riddle of Lumen, de Stan Brakhage · Bad boys: Flaming Creatures, de Jack Smith · Encontrar una forma “alrededor de Brakhage” (Phil Solomon) / Encontrar una forma “a través de Brakhage” (P. Adams Sitney) · Líneas principales puramente visuales.
PARTE II
El montaje polivalente

Proyectos “sincrónicos” y proyectos “orgánicos” · Poesía y progresión de los planos · Montaje polivalente en el cine primitivo: Man with a Movie Camera (Dziga Vertov) · Sueños dentro de sueños versus montaje conceptual o paralelo en Vertov · Dziga Vertov versus Joseph Cornell · Primer encuentro con Warren Sonbert, Robert Beavers y Ken Kelman · Exploración del aspecto primordial del cine: prácticas de grupo · El hallazgo de Romance sentimentale (Grigori Aleksandrov, Sergei M. Eisenstein) y Anticipation of the Night · Los orígenes de Stan Brakhage y Marie Menken · Exploraciones de la poesía · Las películas de Jerome Hiler · Descubrimientos reales frente a la llegada del video e Internet · Haircut (Andy Warhol): tabú y materialidad de la película · On the Road, de Jack Keoruac: la rectitud del mundo antiguo · ¿Es el cine estructuralista moderno? · Experiencias reforzadas de la visión · “Open montage” (P. Adams Sitney) · Etimología del montaje polivalente · El montaje polivalente de Warren Sonbert · La interpretación de los sueños de Sigmund Freud · Conexiones entre imágenes individuales y sintaxis propia · John Ford y la proyección de los sueños.

PARTE III
 El montaje polivalente
 
Meditación en Alaya y Pneuma · Articulaciones en forma de “ramilletes” · Motivos y objetos de estudio · El grano de arena y el grano de película · La idea de “antorcha” · El asunto del montaje: de lo múltiple a lo simple · Mundo emocional y abstracción · La imagen no conceptual · La idea frente a la psique · El arte occidental y “la idea de algo” · Conversión de los objetos en presencias · «The Place is the film» · El proyecto de Triste · “Present tense” o presente cinemático· Variations (Nathaniel Dorsky) · Películas-semilla / películas–flor · Procesos de expansión del plano · El espacio paralelo del plano · Relaciones de montaje (Eisenstein) · Ideas secundarias de montaje y límites de la libertad · Nihilismo versus “eternalismo” · Avant-garde: género y tópico · Diferencias generacionales (Conner, Anger, Brakhage) y variaciones en las proyecciones · La idea de “stanza” · Evitar lo literal, el trabajo de “la mente cotidiana”.

PARTE IV
Superposiciones naturales y abstracción

Superposiciones naturales y estados mentales: Sarabande, Song and Solitude, The Visitation (Nathaiel Dorsky) · Dobles exposición o nivel de realidad a través de la superposición · Primeros comienzos en el cine e influencia de Ron Rice · Flotación y gravedad: corrientes de consciencia de la superposición · Naturalización y desarrollo del lenguaje cinematográfico: Triste, Nathaniel Dorsky · Introducción de las primeras capas naturales: Variations, Nathaniel Dorsky · Frente y fondo · Estados de la mente y sueños · Obtención de una imagen “completa” y abstracción: Compline, Nathaniel Dorsky · Imágenes del mundo, estados de la mente.

Declaraciones recogidas en A Coruña, el 4 de junio de 2011
por Francisco Algarín Navarro y Félix García de Villegas Rey,
con la colaboración de Miguel Blanco y Marcos Ortega,
traducidas del inglés por Miguel García, Miguel Armas, Miguel Blanco y Andrea Queralt,
y puestas en forma por Francisco Algarín Navarro y Nathaniel Dorsky por email (Sevilla - San Francisco / Toronto, junio - octubre de 2011).
Agradecimientos a Jaime Pena y al CGAI

COMENTARIO
Hace un año no éramos tan felices. No conocíamos a Nathaniel Dorsky. O al menos, la idea que teníamos de su cine no era tan completa. Su presencia no nos había embriagado aún, como hizo durante los tres días que pasó con nosotros en A Coruña, haciendo presentaciones de todas sus películas en el CGAI, coloquios con el público y, finalmente, una larga conversación que tuvo con los miembros de Lumière que nos desplazamos hasta allí.
El cine de Dorsky posee una belleza que no se apoya en una forma narrativa, tampoco en ninguna motivación política. Nace del deseo de establecer relaciones entre un plano y el siguiente.
En saber qué asociación visual o emocional podemos crear entre dos imágenes que aparentemente no tienen nada que ver.
 
El director, casi como un poeta callejero, lleva más de cuarenta años recorriendo las calles de San Francisco con la motivación de encontrar en los espacios cotidianos imágenes que sean capaces de explicar su compleja relación con el mundo. Dorsky comenta que en muchas etapas de su vida, su dificultad para expresarse, para comunicarse con el resto del mundo, le empujó a realizar películas, el único medio con el que podía expresar lo que realmente sentía, o bien en el que podía perderse, aislarse únicamente con su cámara y refugiarse en un mundo que solo él conocía.

Las películas que hemos podido ver se nos muestran como incógnitas. De un mundo de imágenes complejas y poéticas, que somos incapaces de desentrañar, pero también incógnitas del propio cineasta, que como explica, cada película pertenece a un sentimiento que tuvo a lo largo de su vida: respecto a la profunda tristeza que le causó la muerte de su amigo Stan Brakhage, su relación con la ciudad de San Francisco o algunos sentimientos puntuales, como cuando se quedó aislado en Toronto al tiempo que sucedían los atentados del 11 de septiembre. Y asimismo, cada película muestra su estrecha relación con la propia Historia del Cine. Mientras otros directores experimentales tratan de enfrentarse o de romper con el cine canónico, en la obra de Dorsky no hay esa necesidad coyuntural. Así, no se encuentra únicamente un acercamiento a otros directores experimentales, sino también a algunos clásicos de la Historia del Cine, como Ford, Hitchcock, Ozu o Antonioni. De Ford, la luz, que se abalanza sobre los ojos del espectador. De Hitchcock la minuciosidad a la hora de fijarse en determinados objetos que parecen ajenos al contexto en el que aparecen. De Ozu, el uso impresionista del color.

 Dorsky le imprime una fuerza especial a los colores cálidos. El rojo, el naranja y el rosa parecen adquirir cualidades especiales. Pero también, la fascinación tanto por el color que nace de la naturaleza misma, los pétalos de las flores, como aquel que ha sido creado artificialmente, luces de neón que atraviesan como rayos la pantalla. Incluso en algunos momentos, estos colores de diferentes procedencias se combinan en el plano, alcanzando una armonía total entre civilización y naturaleza. Y de Antonioni rescata la enseñanza de que no es necesario construir una continuidad entre planos para explicar una realidad. De que el plano-contraplano no es necesario y que las asociaciones más inesperadas, más imposibles, son también las más satisfactorias.

El acercamiento de Dorsky a los grandes directores es original, más aún su forma de rendirles tributo, pues a veces, quizás erróneamente, podemos establecer una relación únicamente por la tonalidad de un color o la manera en la que se proyecta un rayo de luz. El espectador no puede controlarse al ver las películas de Dorsky, puesto que es difícil encontrar algo firme a lo que asirse. Estamos entregados al placer de devorar las imágenes que crea.

Su recorrido por el cine plantea una constante y casi imperceptible evolución desde lo real hacia lo abstracto, desde formas más sencillas hacia otras más complejas

Es difícil establecer una cronología, porque las primeras películas que pudimos ver se constituyen de materiales rodados durante casi 20 años, como Triste (1974-1996), Alaya (1976-1987) o Pneuma (1977-1983). La primera funciona como perfecta presentación al cine de Dorsky. Imágenes poéticas de su ciudad, San Francisco, instantes de vida capturados con su cámara. Secuencias que, en otras películas, serían simples planos de transición que, en este caso, se convierten en el centro de la película. Belleza en el encuadre, pero belleza también en la simple asociación de los colores, o en un blanco y negro poco habitual en Dorsky.

 Por el contrario, Alaya y Pneuma son como islas en su filmografía. En lugar de registrar esos pequeños instantes de San Francisco, son películas más estructuralistas y herméticas. La primera se limita a mostrar flujos de grano desplazándose por el encuadre. La segunda parte de la película fue rodada en el interior de la casa del cineasta, filmando todos y cada uno de los movimientos de las partículas de grano. Pneuma realiza un proceso similar, aunque cambia el grano por la película expuesta. Así, lo único que ve el espectador es lo que ofrece cada rollo de película expuesta que ha sido montada. Puede que sean las películas más complicadas de Dorsky, pero creo que ambas esconden un fuerte significado. En Alaya, el material que se precipita y acumula, como metáfora de las imágenes que se acumulan en nuestra memoria o con la inaprensible cantidad de imágenes que genera el mundo. Y Pneuma muestra la humildad del cineasta, las imágenes perdidas que nunca conoceremos. Una tragedia tratándose de Dorsky. Creo que son temas muy importantes en este cineasta, que siempre trata de retratarse en sus imágenes ausentes.

Eso es lo que ocurre en Variations, una de las más hermosas películas de Dorsky. Hay que decir que en el ciclo del CGAI, esta película se programó en la última sesión. Es decir, que cuando la vimos ya guardábamos en nuestra memoria las imágenes de las películas posteriores de Dorsky. La última parte de su filmografía renuncia a mostrar la totalidad de los objetos ante la pantalla, como si con su objetivo tratara de registrar aquello que se esconde dentro de los objetos materiales, o quizás más allá. Por eso, al ver Variations al final de las sesiones, nos reencontramos con otro Dorsky, más ingenuo, más imperfecto, más impuro. 

Miguel Blanco Hortas                                            Francisco Algarín Navarro, Félix García de Villegas – 130’ – Video – Color